Estos son los transportes que usan los exportadores – importadores.

Transporte marítimo

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Nunca hemos visto un tráfico de bienes y mercancías tan intenso como en la actualidad. Productos fabricados en el otro extremo del planeta los vemos a diario en las repisas del supermercado. Productos elaborados allende los mares los compramos con un solo clic desde nuestro teléfono móvil y a los pocos días los tenemos en nuestra casa. ¿Cómo llegan hasta nosotros? ¿Qué transportes utilizan las empresas de importación-exportación?

Manejar tal volumen de tráfico de mercancías no es tarea sencilla. Hay que tener en cuenta diferentes criterios como la logística, el comercio internacional, las leyes arancelarias, etc. En realidad, para mover los productos de un país a otro se suelen utilizar varios medios de transporte y en las operaciones suelen intervenir empresas y transportistas de diferentes países. Todo ello debe estar supervisado de tal manera que las mercancías lleguen a su destino en el tiempo previsto.

Los operadores de Trasportes Internacionales, una empresa madrileña especializada en transportes de mercancías, operativa desde 1996 y con sede en el área de carga del aeropuerto de Barajas, nos dicen que la clave está en buscar soluciones personalizadas. Planes de transporte adaptados a la naturaleza de los productos, a sus lugares de origen y de destino y a la premura con que la carga debe ser entregada.

Un proceso en el que intervienen transportistas, agentes de aduana, centros logísticos, abogados, etc. Aquí cumple un papel importante el transporte. Estos son los medios de transporte que se utilizan en el comercio internacional.

Trasporte marítimo.

La Organización Mundial de Comercio señala que el 80% del tráfico internacional de mercancías se efectúa por vía marítima. Este es, con diferencia, el medio de transporte más utilizado en el comercio internacional.

El transporte de grandes contenedores en buques cargueros permite transportar millones de toneladas de carga en cada viaje, abaratando considerablemente los envíos. Este sector está totalmente liberalizado. Las navieras mercantiles articulan en torno a sí toda una compleja economía en el que intervienen  particulares y empresas de transporte, alquilando contenedores enteros o contenedores compartidos.

Existen importantes vías marítimas en torno a las que se articula todo el tráfico de mercancías. Una de ellas es la ruta euroasiática, que conecta el Océano Índico con el mar Mediterráneo a través del canal de Suez. Es una versión marítima de la ancestral ruta de la seda que desde la antigüedad ha comunicado oriente y occidente, Asia y Europa. Cada año pasan más de 12.000 cargueros por el canal de Suez. Cerca del 12% del comercio internacional.

Otra vía importante es la vía atlántica. Más abierta que la ruta euroasiática. Con ella se comunican Europa y América y permite la exportación de materias primas procedente de África. Aunque no hay un porcentaje exacto, el océano Atlántico aglutina más de un 60% del tráfico de mercancías.

Por último, la ruta pacífica conecta el este de Asia (China, Japón, Corea del Sur) con toda América y con Australia. El canal de Panamá fue un avance que permitió conectar los océanos Atlántico y Pacífico, pudiendo diseñar rutas de transporte más rápidas y económicas.

El transporte aéreo.

El transporte aéreo representa un avance significativo en el tránsito de mercancías y cada vez se utiliza más. Gracias a la carga aérea, los bienes pueden transportarse de un punto a otro del planeta en unas pocas horas. Sin embargo, a efectos de cargamento, el transporte aéreo a penas representa el 1% de tráfico mundial de mercancías.

A pesar de que es un medio bastante seguro, tiene dos problemas. El primero es su alto coste. Cualquier envío te sale 10 veces más caro por avión que si lo fletas en barco. El otro problema radica en la limitación de carga. Aunque el avión que se utilice se dedique en exclusiva a transportar mercancías, no puede transportar en un solo viaje los millones de toneladas que transporta un buque mercante.

Aun así, el transporte aéreo no deja de crecer. Muchos vuelos comerciales de pasajeros comparten el espacio de sus bodegas para transportar envíos urgentes junto con las maletas de los usuarios. Algunos aeropuertos, como el de Zaragoza, reciben casi más vuelos mercantes que vuelos para personas.

Al final, el transporte aéreo se utiliza para transportar artículos perecederos y envíos urgentes. Los envíos de material sanitario para hacer frente a situaciones de emergencia, como sucedió durante la pandemia del COVID-19, se gestionan por transporte aéreo. Lo mismo sucede con los portes de ayuda humanitaria como los que se ha enviado recientemente a la franja de Gaza como consecuencia de la agresión del gobierno de Israel. El comercio online también ha dinamizado, la opción aérea, sobre todo para aquellos envíos que no pueden esperar.

El tráfico ferroviario.

El tráfico de mercancías por ferrocarril es el gran olvidado. Sin embargo, El Periódico de España (E.P.E.), el rotativo digital que dirige Pedro J. Ramírez, antiguo director de El Mundo, subraya que el tráfico ferroviario transporta más de la mitad de las mercancías que se mueven por el interior de España.

Todos los grandes puertos del país y los polígonos industriales más grandes disponen  de estaciones ferroviarias de mercancías donde se colocan sobre remolques de tren, contenedores completos que ha viajado en los barcos o que se han llenado en las fábricas.

En el 2022 viajaron en tren en nuestro país 24 millones de toneladas. Esta es una cifra importante, pero solo representa el 0,8% del tráfico de mercancías de la Unión Europea. El ferrocarril en nuestro país presenta algunos inconvenientes. El primero de ellos es el ancho de vía diferente respecto al que se utiliza en Europa. Un detalle que frena la exportación de mercancías por ferrocarril.

El otro problema, según algunos economistas, reside en que este transporte no está liberalizado. Se encuentra en manos de RENFE, una empresa de participación pública. Al no haber competencia no hay variedad de ofertas que hagan que este transporte sea más atractivo.

El transporte ferroviario permite transportar grandes cantidades de mercancías a nivel nacional y continental, pero tiene sus limitaciones. Una de ellas es la ruta que siguen las vías, que a veces no es la más rápida ni directa. La otra es la distancia que hay entre las estaciones de carga y los centros logísticos de almacenaje.

El transporte por carretera.

En nuestro país, el tráfico por carretera representa el 50% del transporte por mercancías en tierra y en algunas zonas de Europa y de América del Norte llega a abarcar el 70% de la carga terrestre.

El transporte de mercancías por camión es una de las opciones más interesantes en el tráfico nacional y continental, y lo es por varias razones. La primera de ellas es la flexibilidad y el alcance. Los camiones permiten recoger las cargas en los centros de producción y almacenaje y llevarlos hasta el lugar exacto de destino. También permite acceder hasta lugares donde no existen otros medios cercanos de transporte.

En las distancias medias y cortas es más rápido que el transporte por ferrocarril y que el transporte marítimo.

Sin embargo, también presenta sus inconvenientes. El primero de ellos es la contaminación ambiental. El transporte por camión, por el alto número de vehículos que componen las flotas, contribuye negativamente en la emisión de CO₂ a la atmosfera. El transporte por carretera es altamente dependiente de los combustibles, lo que hace que los costes fluctúen cuando hay variaciones en el precio del petróleo o en las épocas de inflación. La congestión de las carreteras y los accidentes de circulación pueden retrasar las entregas y aumentar los costes de las operaciones. Un detalle que dota a este medio de transporte de una cierta inestabilidad.

El transporte de última milla.

En un sistema tan complejo y tan personalizado de transporte de mercancías, como el que tenemos en la actualidad, el transporte de última milla coge una importancia vital.

El transporte de última milla es aquel que lleva las mercancías hasta la puerta del cliente. Para hacer más eficiente el transporte de mercancías, todos los grandes operadores disponen de centros logísticos donde los productos se almacenan antes de llegar a su destino. En ellos se guardan los productos que más demanda tienen. De esta manera se consigue que los mercados no se encuentren desabastecidos y que la entrega se efectúe de forma más rápida y precisa. Es idealista pensar que un producto que nos han encargado, y que se fabrica en China, por poner un ejemplo, se lo compremos al fabricante pocos días antes de su venta. Eso ya no funciona así. Solo sucede de esta manera en productos exclusivos o con poca demanda.

Los centros logísticos están distribuidos estratégicamente. En función de la demanda concreta que tenga un producto. Así, por ejemplo, tenemos centros logísticos en el centro de Europa, como Hamburgo (Alemania) o Róterdam (Holanda) del de que se abastece a gran parte del continente. La plataforma logística más grande de España está en Zaragoza, debido a su lugar equidistante entre Madrid, Barcelona y Euskadi.

El transporte de última milla se efectúa por medio de camiones y vehículos comerciales más ligeros como las furgonetas que permiten llevar los pedidos hasta la puerta del cliente.   

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