La pérdida auditiva

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De los cinco sentidos que poseemos los seres humanos, la audición y la vista, son sin lugar a dudas los más proclives a mermar con el paso de los años o a causa de patologías que afecten a los mismos. La necesidad de llevar gafas o lentillas es tan habitual que tenemos asumido que la mala visión es algo normal. Con los oídos, está sucediendo algo similar. Al menos así nos lo advierten los centros auditivos especializados como Efeta, clínica de salud auditiva con dilatada experiencia en el campo.

Con loas años es fácil perder audición, de hecho se trata de algo inevitable que todos nos afecta en mayor o menor medida. Mientras que la pérdida auditiva se produzca de manera gradual, apenas nos percatamos de la carencia. En tanto que si se produce de forma aguda, el desconcierto puede hacernos sentir confusos. Perder audición es un problema que, aun no siendo reversible, tiene solución. Si bien es cierto que ante la pérdida auditiva no se puede poner remedio, existen los audífonos para compensar esa pérdida, de modo semejante al efecto de las lentes que usamos en las gafas.

En numerosas ocasiones, una simple infección en el pabellón auditivo se convierte en el origen de un proceso de pérdida de audición. Razón que hace necesario prestar atención a las diferentes afecciones que puede sufrir el aparato auditivo, saber detectarlas e identificarlas correctamente y así, actuar en consecuencia a la mayor celeridad posible.

No obstante, a pesar de existir diferentes patologías que pueden inducir esa pérdida auditiva, en este artículo, vamos a centrarnos en la presbiacusia que no es otra que la pérdida auditiva a consecuencia del envejecimiento. Tanto el envejecimiento como la exposición a ruidos fuertes, pueden originar la temida pérdida de audición. Factores como el exceso de cerumen, también pueden generar una reducción en el funcionamiento de los oídos, aunque en este caso, de forma temporal.

El oído y sus partes

El sistema auditivo es complejo. Para entender cómo se produce la pérdida auditiva, es conveniente conocer las partes del oído y los diferentes tipos de pérdida auditiva en función de la parte afectada.

Siendo así, el oído se compone de tres partes principales: el oído externo, el oído medio y el oído interno, Cada una de las estructuras que conforman las diferentes secciones, tienen un papel diferente en el proceso de convertir las ondas sonoras en las señales que el cerebro interpreta.

En el caso de que la pérdida auditiva afecte al oído externo o medio, nos hallamos ante una pérdida conductiva. Si hablamos de una pérdida que afecta al oído interno, estamos frente a una pérdida neurosensorial. Cuando la pérdida afecta a ambas, padecemos una pérdida auditiva mixta.

Reconocer la pérdida auditiva puede pasar por padecer alguno de los síntomas que vamos a citar a continuación. No hay porque sufrirlos todos para estar perdiendo oído, del mismo modo que aun padeciendo alguno de ellos, tampoco indica que nos encontremos de camino a la sordera. Aunque las probabilidades aumentan como es lógico. Por lo tanto, hay que prestar atención a estos síntomas y su frecuencia o duración:

  • Amortiguación del habla y otros sonidos.
  • Dificultada para entender las palabras, sobre todo cuando nos encontramos en un lugar con mucha gente o ruidoso.
  • Cuando se produce dificultar para escuchar las letras del alfabeto que no son vocales.
  • Si se le pide a los demás que hablen más lentamente, con mayor claridad o más alto.
  • Cuando existe la necesidad de subir el volumen de la radio o la televisión.
  • Ante la evitación de algunos entornos sociales.
  • Si se sienten molestias con el ruido de fondo.
  • Ante el zumbido de oídos, conocido como tinnitus.

Ante una pérdida de audición de forma súbita de uno de los oídos en particular, es importante y necesario acudir al médico. Cuando una pérdida auditiva se produce de inmediato y genera problemas, es necesario determinar la causa y poner remedio antes de que la pérdida vaya a más. En el caso de que la pérdida auditiva se produzca a consecuencia de la edad, es más difícil percibirlo debido a que se produce de manera gradual.

Para entender cómo se produce la pérdida auditiva, es necesario entender como funciona el oído. Como ya hemos dicho anteriormente, el oído se compone de tres partes principales. A saber, el oído externo, el oído medio y el oído interno. Las ondas sonoras pasan por el oído externo produciendo la vibración del tímpano. Junto a este, tres pequeños huesos del oído medio, aumentan esas vibraciones a medida que se dirigen al oído interno. Ya en la última parte del oído, las vibraciones pasan a través del líquido existente en una de sus partes, denominada cóclea y con una peculiar forma de caracol. Las células nerviosas de la cóclea cuentan con miles de vello de tamaño ínfimo que hacen posible que las vibraciones sonoras se conviertan en señales eléctricas que se transmiten al cerebro que, a su vez, la convierte en sonido.

Causas de la pérdida auditiva

Algunas de las causas más comunes que contribuyen a una pérdida gradual del oído son las siguientes:

  • Daño producido al oído interno. A consecuencia del envejecimiento y los ruidos fuertes, se puede producir el desgaste natural de los vellos de los que hemos hablado o las neuronas que forman la cóclea. Los vellos y neuronas dañadas o inexistentes no envían las señales eléctricas de forma efectiva, causando la consiguiente pérdida auditiva. En este caso, los tonos agudos más altos pueden sonar amortiguados, siendo posible sentir dificultar para reconocer las palabras cuando existe ruido de fondo.
  • La acumulación de cerumen durante un tiempo prolongado, puede provocar un bloqueo del conducto auditivo y evitar la correcta conducción de las ondas sonoras. En este caso concreto, la eliminación del cerumen ayuda a recuperar la audición.
  • A causa de infecciones del oído, tumores o bultos anormales en los huesos que forman el pabellón auditivo. Sea en el oído externo o medio, cualquiera de estos problemas o afecciones puede generar la pérdida de audición.
  • Una rotura del tímpano o perforación de la membrana timpánica, a consecuencia de ruidos muy fuertes, cambios de presión, introducción de objetos punzantes o infecciones, pueden producir una rotura en el tímpano con la consiguiente pérdida de audición.

Aparte de todas estas causas probables, los factores que producen daño o pérdida de los vellos y células nerviosas que forman el oído interno en concreto, pueden ser las siguientes:

  • El envejecimiento, puesto que el oído interno se va degenerando con el tiempo.
  • La exposición a ruidos fuertes que puede causar daños irreversibles, sobre todo cuando la exposición es prolongada y repetitiva. El daño también puede producirse a consecuencia de un estallido breve pero intenso como una explosión o disparo.
  • La herencia genética, es otro factor que puede hacer que se tenga mayor probabilidad a sufrir daños en el oído a causa del envejecimiento o el ruido.
  • Los ruidos del trabajo cuando la actividad se desarrolla en lugares donde la exposición a ruidos fuertes es constante como fábricas, construcción o actividades agrícolas.
  • El ruido generado por ciertas actividades como la exposición a ruidos explosivos como las armas de fuego o las turbinas de un avión puede generar una pérdida auditiva inmediata y permanente. Otras actividades que entrañan riesgo debido a los altos niveles de ruido que generan son las motos, escuchar música a gran volumen, o las carreras de coches.
  • Los medicamentos pueden ser igualmente responsables de producir pérdida auditiva. Algunos fármacos como la aspirina a grandes dosis, analgésicos o diuréticos, entre otros, pueden tener como efecto secundario la pérdida de audición, en forma de zumbidos o pérdida auditiva.
  • Enfermedades como la meningitis que cursa con fiebre alta pueden dañar la cóclea.

Como medidas preventivas para ayudar a minimizar el riesgo de la pérdida auditiva a consecuencia de los ruidos fuertes y evitar que empeore la pérdida ocasionada por la edad, se pueden hacer las siguientes cosas:

  • Proteger los oídos evitando la exposición a ruidos fuertes. Utilizar tapones u orejeras rellenas de glicerina pueden ayudar en los casos que sea inevitable evitar la exposición al ruido.
  • Realizar controles auditivos, sobre todo si se trabaja en entornos ruidosos. Si ya has perdido audición, es conveniente tomar medidas para evitar mayor pérdida.
  • Evitar los riesgos al practicar deportes o actividades lúdicas como montar en moto, cazar, utilizar herramientas eléctricas o escuchar música a gran volumen. Utilizar protectores auditivos a hacer pausas para alejarse del ruido, ayudan a proteger los oídos. Por supuesto, bajar el volumen de la música o televisión ayuda en gran medida.

Perder oído puede hace que la vida se nos torne más complicada. Los adultos mayores que padecen pérdida auditiva, suelen sentirse deprimidos. La pérdida de audición puede dificultar el diálogo y la comunicación por lo que es fácil sentirse aislado. Así como se relaciona con la pérdida de las habilidades del pensamiento, también conocido como discapacidad cognitiva y el riesgo de sufrir caídas debido a la relación existente entre oído y equilibrio. Razones más que evidentes para no descuidar la salud de nuestros oídos.

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